sábado, 12 de enero de 2008

El Gran Profiterol



El Gran Profiterol observa a sus vasallos. Pedantes gusanos con cien pies que ondulan sobre la tierra sus pegajosos cuerpos.

La muerte aún está lejos, en el mar. Ahogados. Vigilados por el todopoderoso ojo del No Relleno. Del Profiterol Puro.

Pobres gusanos los que no quieren reconocer su fin último. Diferentes y marginados de las ramas del Árbol de la Creación. No han tenido tanta suerte como las larvas que en el futuro cubrirán la Tierra de una masa compacta con chocolate y nata.
El fin de una Era.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya que nadie me comenta, lo hago yo misma.
¡¡Qué relato más chulo!!
(Y si no es así, a joderse...)

Anónimo dijo...

El Gran Profiterol no necesita comentarios, pero voy a hacer una excepción.
Todos los profiteroles, pues cantan al Profeta, beben de su boca, son piezas únicas del cosmos profiteroliu, son preciosos, venerables.
Y éste, Sarita, aunque dudes tú misma de él, es un profiterol como la ponchera de un abedúl.

Anónimo dijo...

Un profiterol-profiterol, vaya. Y te lo digo de verdad, porque lo digo dos veces. Si lo digo tres creo que ya estoy mintiendo.