(Respuesta a un comentario de Sísifo en Lunártica)
¡Oh, Sísifo pedrusquero!
Su pregunta me parece del todo legítima, y me siento en la obligación, como cofundador del Movimiento Profiterol, de responderla con la mayor claridad posible.
Usted, querido Sísifo, quiere saber si el Gran Profiterol es también el Profeta del Profiterol. Puedo dar respuesta a esta cuestión sin temor alguno a equivocarme, y es ésta: sí, aunque no.
Intentaré explicar esto. Primero debo definir los conceptos «Gran Profiterol» y «Profeta del Profiterol» (no sé nada del «Chamán» o del «Gran Maestre», lo cual no quiere decir que no existan, sino que yo no los conozco). Esta tarea no es nada sencilla. En realidad es altamente complicada. Los términos metaprofiteloris sólo deben ser definidos mediante profiteroles, es decir, que sólo el Profiterol puede explicarse a sí mismo por boca de sus humildes artesanos. Esta característica es fruto de una vocación acientífica que el Movimiento cree necesario respetar.
Por ahora, debido a la juventud de nuestra empresa, el Gran Profiterol no ha sido objeto de un estudio profundo, pero el Profeta del Profiterol viene siendo tratado en nuestro blog desde el comienzo del mismo (le remito a Serie 1ª: Profiterol 1, Serie 1ª: Profiterol 2, Serie 1ª: Profiterol 3).
De todos modos, los que formamos parte de este Movimiento sentimos que cada uno de nosotros guarda en su interior un número indefinido de profiteroles entre los que se hallan definiciones de todos los conceptos metaprofiteloris, así que le sugiero, Sísifo, que ensaye usted mismo algunos profiteroles y verá que la verdad le será revelada sin mayores problemas.
He eludido voluntariamente la comparación del Movimiento con cualquier religión y con sus preceptos. No queremos que nadie interprete de forma deficiente los Sagrados Principios del Profiterol, y establecer un símil con el cristianismo, por ejemplo, sería el camino más directo hacia este desconocimiento.
Con respecto de la relación que pueda haber entre el Gran Profiterol y el Profeta del Profiterol, sólo puedo decir más o menos lo mismo: no podría definirla sin crear antes un profiterol, uno de segundo grado si se quiere o, mejor, uno sencillamente más complejo… pero eso lleva su tiempo. No dude de que el conocimiento que anhela pronto llegará, si persevera.
Mi consejo es que profiterolice usted, profiterolice y vuelva a profiterolizar después, por la mañana y por la tarde, a todas horas, con cualquier pretexto, porque profiterolizar es la única manera de penetrar en el misterio del Profiterol. Profiterolizando se halla la verdad.
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