miércoles, 23 de enero de 2008

Isa (que se acuerda de mucho y no escribe sobre nada) dijo...

Nancy al habla.
A ver, diré ésto una vez y no más, pero antes, dejadme que os ponga un café de esos míos, como sólo yo me los sé.De esos que, mientras los pongo, ponen al personal. De los que más que café, llevan mi pubis entero dentro de la taza. Y quién mejor que yo para plasmar con fidelidad mi pubis en el interior de una tacita de café descascarillada. Yo pongo los cafés como los tengo que poner.
Vamos de la mano al granero:
Nancy fue purificada en el 83, ante una manada de abedules sarnosos. El profeta, después de parirla en un pedo místico, introdujo la mano en una urna de caspa recién caída de las cabezas más cercanas, y se la roció con un colador diciendo éstas palabras:
"Te purifico aquí y en La Ponia. Siéntete a partir de hoy, hija del que te sonríe de soslayo. Busca en los pasos de cebra al CICLISTA. Deja que te escupa porque así lo digo yo."
Todo lo demás fue tan bello que no quiero recordarlo (porque no puedo).
En el norte sigue chorreando en mi flequillo algún ñardo afortunado que me protege de la tiranía del mundo.

Requetebendecida estoy pues; purificada como un lechón al que le han sacado brillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres maravillosa.
Capaz de darle la vuelta a la ¿desgracia?
Jajajajajajaj.